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viernes, 3 de enero de 2014

Presión Arterial



La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. Cada vez que el corazón late, bombea sangre hacia las arterias. En ese momento, su presión es más alta. A esto se le llama presión sistólica. Cuando su corazón está en reposo, entre un latido y otro, la presión sanguínea disminuye. A esto se le llama la presión diastólica.


En la lectura de la presión arterial se utilizan estos dos valores, las presiones sistólica y diastólica. Generalmente, se escriben uno arriba del otro o uno antes del otro. La lectura con valores de:


    • 119/79 mmHg o menos son normales.
    • Entre 120/80 - 139/89 se denomina prehipertensión.
    • Estadio 1 de hipertensión: 140/90 a 159/99 mmHg
    • Estadio 2 de hipertensión: 160/109 a 179/109 mmHg 
    • Estadio 3 de hipertensión: mayor de 179/109 mmHg

            La hipertensión arterial es silenciosa, no suele tener síntomas, pero puede causar problemas serios tales como ictus, infarto de miocardio, derrames cerebrales, insuficiencia cardíaca, infarto e insuficiencia renal. Usted mismo puede controlar la presión arterial mediante hábitos de vida saludables, deporte, y, de ser necesario tratamiento medico ya sean betabloqueantes, vasodilatadores ó diuréticos.





            CAUSAS

            Se desconoce el mecanismo de la hipertensión arterial más frecuente, denominada "hipertensión esencial", "primaria" o "idiopática". En la hipertensión esencial no se han descrito todavía las causas especificas, aunque se ha relacionado con una serie de factores que suelen estar presentes en la mayoría de las personas que la sufren. Conviene separar aquellos relacionados con la herencia, el sexo, la edad y la raza y por tanto poco modificables, de aquellos otros que se podrían cambiar al variar los hábitos, ambiente, y las costumbres de las personas, como: la obesidad, la sensibilidad al sodio, el consumo excesivo de alcohol, el uso de anticonceptivos orales y un estilo de vida muy sedentario.

            Herencia: Cuando se transmite de padres a hijos se hereda una tendencia o predisposición a desarrollar cifras elevadas de tensión arterial. Se desconoce su mecanismo exacto, pero la experiencia acumulada demuestra que cuando una persona tiene un progenitor (o ambos) hipertensos, las posibilidades de desarrollar hipertensión son el doble que las de otras personas con ambos padres sin problemas de hipertensión.

            Sexo: Los hombres tienen más predisposición a desarrollar hipertensión arterial que las mujeres hasta que éstas llegan a la edad de la menopausia. A partir de esta etapa la frecuencia en ambos sexos se iguala. Esto es así porque la naturaleza ha dotado a la mujer con unas hormonas protectoras mientras se encuentra en edad fértil, los estrógenos, y por ello tienen menos riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, en las mujeres más jóvenes existe un riesgo especial cuando toman píldoras anticonceptivas.

            Edad y raza:  La edad es otro factor, por desgracia no modificable, que va a influir sobre las cifras de presión arterial, de manera que tanto la presión arterial sistólica o máxima como la diastólica o mínima aumentan con los años y lógicamente se encuentra un mayor número de hipertensos a medida que aumenta la edad. En cuanto a la raza, los individuos de raza negra tienen el doble de posibilidades de desarrollar hipertensión que los de raza blanca, además de tener un peor pronóstico.

            Sobrepeso: los individuos con sobrepeso están más expuestos a tener más alta la presión arterial que un individuo con peso normal. A medida que se aumenta de peso se eleva la tensión arterial y esto es mucho más evidente en los menores de 40 años y en las mujeres. La frecuencia de la hipertensión arterial entre los obesos, independientemente de la edad, es entre dos y tres veces superior a la de los individuos con un peso normal. No se sabe con claridad si es la obesidad por sí misma la causa de la hipertensión, o si hay un factor asociado que aumente la presión en personas con sobrepeso, aunque las últimas investigaciones apuntan a que a la obesidad se asocian otra serie de alteraciones que serían en parte responsables del aumento de presión arterial. También es cierto, que la reducción de peso hace que desaparezcan estas alteraciones.


            Causas de hipertensión secundaria:

            Las causas renales (2,5-6%) de la hipertensión incluyen las enfermedades del parénquima renal y enfermedades vasculares renales, como las siguientes:
            • Enfermedad renal poliquística
            • Enfermedad renal crónica
            • Tumores productores de renina
            • El síndrome de Liddle
            • Estenosis de la arteria renal
            La hipertensión renovascular (HTRV) produce el 1,2-4 por ciento de los casos. ya que el experimento seminal en 1934 por Goldblatt, la RVHT se ha reconocidocada vez más como una causa importante de hipertensión clínicamente atípica y como una enfermedad renal crónica. La coexistencia de la enfermedad renal arterial vascular y la hipertensión se define más o menos este tipo hipertensión. Se realizan diagnósticos más específicos a posteriori cuando la hipertensión ha mejorado tras una intervención intravascular.


            Las causas vasculares incluyen:
            • Coartación de aorta
            • Vasculitis
            • Enfermedades vasculares del colágeno
            Las causas endocrinas representan el 1-2 por ciento e incluyen desequilibrios hormonales exógenos o endógenos. Las causas exógenas incluyen la administración de esteroides. La forma más común de hipertensión secundaria se debe a una causa renal (aunque la verdadera prevalencia del hiperaldosteronismo no es clara).

            Otra causa común endocrina:  El uso de anticonceptivos orales. La activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona (RAAS) es el mecanismo probable, porque la síntesis hepática del angiotensinógeno es inducida por el componente de estrógeno de los anticoncetivos orales. Aproximadamente el 5 por ciento de las mujeres que toman anticonceptivos orales pueden desarrollar hipertensión. Los factores de riesgo para la hipertensión asociada con el consumo de anticonceptivos orales incluyen la enfermedad renal leve y la obesidad. Sería preferible agrupar los anticonceptivos orales y los esteroides con la hipertensión inducida por fármacos.

            Los fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) pueden tener efectos adversos sobre la tensión arterial. Estos fármacos bloquean tanto la ciclooxigenasa-1 (COX-1) como las enzimas COX-2. La inhibición de la COX-2 puede inhibir su efecto natriurético que, a su vez, aumenta la retención de sodio. Los antiinflamatorios no esteroideos también inhiben los efectos vasodilatadores de las prostaglandinas y la producción de factores vasoconstrictores, es decir, la endotelina-1. Estos efectos pueden contribuir a la inducción de la hipertensión en un paciente con hipertensión controlada o normotenso.


            Las causas hormonales endógenas incluyen:
            • Hiperaldosteronismo primario
            • El síndrome de Cushing
            • Feocromocitoma
            • Hiperplasia suprarrenal congénita

            Las causas neurogénicas incluyen:
            • Tumores cerebrales
            • Poliomielitis bulbar
            • Hipertensión intracraneal

            Drogas y toxinas que causan la hipertensión incluyen:
            • Alcohol
            • Cocaína
            • Ciclosporina, tacrolimus
            • Fármacos antiinflamatorios no esteroides
            • Eritropoyetina
            • Medicaciones adrenérgicas
            • Descongestionantes que contienen efedrina
            • Remedios a base de hierbas que contienen regaliz
            • Nicotina

            Otras causas:
            • Hipertiroidismo e hipotiroidismo
            • Hipercalcemia
            • Hiperparatiroidismo
            • Acromegalia
            • Apnea obstructiva del sueño
            • Hipertensión inducida por el embarazo
            La apnea obstructiva del sueño es un trastorno de la respiración relacionado con el sueño caracterizado por al menos 10 episodios de apnea y de hipopnea por hora de sueño, lo que produce sueño durante el día. Varios estudios han mostrado que este trastorno es un factor de riesgo independiente al desarrollo de hipertensión, tras haber sido ajustado por edad, sexo y grado de obesidad.
            Aproximadamente la mitad de los individuos con hipertensión presentan apnea obstructiva del sueño, y aproximadamente la mitad con apnea obstructiva del sueño padecen hipertensión. La monitorización ambulatoria revela normalmente una "caída" de la presión arterial de al menos un 10 por ciento durante el sueño. Sin embargo, si un paciente no experimenta estas "caídas", las posibilidades de que el paciente sufra apnea obstructiva del sueño son mayores, numerosos estudios han demostrado que el tratamiento de la AOS por presión positiva continua (CPAP) o terapia posición reduce los niveles de presión arterial.


            Consejos Prácticos:
            • Caminatas diarias con buen ritmo para oxigenar la sangre y tu corazón.
            • Respiraciones profundas.
            • Consumo de potasio.
            • Disminuir la cantidad de sal en las comidas y regular el aporte de sodio diario a 5mg al día.
            • Consumo de chocolate negro es bueno para la salud arterial, se aconseja máximo 1 Onza diaria.
            • Limitar el consumo de alcohol, café, té y otras bebidas excitantes.
            • evitar grasas saturadas y azucares.
            • Evitar el stress laboral.
            • La música es una buena terapia y resulta muy relajante.



            Fuentes:  Medlineplus.com, dmedicina.com, smartsalus.com.



            Aviso

            La información que usted encontrará en este artículo tiene fines informativos y educativos. No pretende substituir el necesario consejo médico o la necesidad de un tratamiento profesional médico para una dolencia o trastorno en su salud. 

            Siempre debe consultar a un médico ante cualquier duda sobre su salud y antes de comenzar un nuevo tratamiento con medicamentos, dieta o programa de ejercicio físico.

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